Barragán ha explicado que a través del primer programa existe la capacidad para intervenir en la promoción de la salud y en la prevención de la enfermedad. “Muchos de esos problemas tienen que ver con la alimentación”, por ello  se van a desarrollar durante los meses previos al verano unos talleres de alimentación saludable dirigidos a toda la población, pero en especial a personas vulnerables y niños.

Estas actividades tienen como objetivo “frenar los problemas de salud que acarrean el sedentarismo, el consumo de alimentos ricos en grasas, la disminución del consumo de pescados, frutas y hortalizas, etc”.

Para la población en general, se impartirán un taller de cocina saludable a partir de mañana jueves en el Centro Cívico y otro de Bacht Cooking el 7 de abril. Serán en el Centro Cívico a las 19.00 y 19.30 horas, respectivamente. Los interesados se pueden inscribir en ciudadsaludable@almendralejo.es

Así, las actividades del Programa de Ciudades Saludables y Sostenibles para centros escolares de Primaria y Secundaria son empiezan en marzo y acabarán en junio. Estos tres meses, se aplicará el “futómetro” en Infantil, que consiste en talleres de de frutas y verduras y el fomento del consumo de frutas en la hora del recreo con un calendario de consumo.

También se llevará a cabo una campaña de protección solar con los alumnos de Primaria. Mientras que para los de Secundaria, se realizará el “caleidoscopio”. “Se trata de generar un lugar de encuentro entre dos generaciones aparentemente distantes (jóvenes y mayores) para debatir temas de salud”, ha explicado.

Durante todo el año se llevará a cabo actividades en Primaria de prevención y tratamiento de la pediculosis.

Este programa tiene otras actividades programadas. Mientras que el de Prevención de Conductas Adictivas también tiene una serie de actividades programadas. Por ejemplo, habrá un taller de prevención del alcohol, videojuegos y redes sociales, se celebrará el día escolar de la salud el 5 de abril, una road show, un taller nutricional o una escape room, entre otras.

Precisamente, Barragán ha hecho mención a un estudio que se está realizando, pero que ya cuenta con algunos datos tras unas encuestas a estudiantes de Secundaria entre 14 y 18 años para conocer los patrones de consumo de drogas.

Este estudio, ESTUDES 2020, indica que la edad de inicio del consumo de alcohol es a las 14 años, estableciéndose el inicio de consumo semanal en 15. Un 77,9% lo ha probado alguna vez en su vida, un 75,9% en el último año y un 58,5% en el último mes.

“Esto nos lleva a una edad de inicio de consumo bastante alarmante”, ha comentado Barragán. Otro dato es que “la economía actual está provocando que los jóvenes practiquen atracones de alcohol o bringedrinkings (5 copas en dos horas), siendo superior el consumo en chicas que en chicos”.

Con respecto al tabaco, la edad media de inicio es de 14 años. Un 41,% lo ha probado en alguna ocasión, un 35% ha fumado en el último año y un 26,7% ha consumido tabaco en el último mes.

En cuanto a las drogas ilegales, tiene mayor prevalencia el cannabis, con una tendencia ascendente, siendo la edad media de inicio de consumo los 15 años. Un 33% lo ha probado en alguna ocasión, un 27,5% lo ha hecho en el último año y un 19,3% ha consumido en el último mes.

En Almendralejo el 21,75% de la población se encuentran en una edad comprendida entre los 0 y 19 años, siendo un 5,7% (1.921) adolescentes de 15 a 19 años. “Cantidad más que suficiente para tratar de reducir al máximo el consumo y trabajar la prevención de manera incansable”. Ya que un dato importante a destacar es la presencia de 5 salas de apuestas en la localidad, así como una presencia, cada vez más normalizada, de jóvenes de 12 y 13 años en los denominados “botellones”, “lo que nos hace intuir el descenso de edad de inicio de consumo de bebidas alcohólicas”.

“Los jóvenes de Almendralejo normalizan el consumo de bebidas energizantes, siendo un 70 % aproximado de los/as alumnos de 1º de la ESO consumidores habituales de las mismas”, ha apuntado.

En el ámbito económico en Almendralejo es fácil descubrir una brecha económica que, respecto al consumo, no lleva a diferenciar a un gran número de jóvenes con un poder adquisitivo medio alto (lo cual les da medios para el consumo) y por otra parte, una población más vulnerable, que vive un ocio más de calle, con una educación laxa y que consumen para olvidar su propia situación o por la accesibilidad a cierto tipo de sustancias tóxicas.